La confusión detrás de mis días buenos y mis días malos
Hay días buenos que renuevan cada fibra de tu ser. Te llenan de una energía tremenda, una que te motiva y te mantiene activo. Son días que por alguna razón has disfrutado, por su tranquilidad, por el tiempo con aquellos con los que amas o por la satisfacción y felicidad con uno mismo, por intentar algo nuevo, quitar alguna cosa de la lista de pendientes o por al fin aclarar tu mente y conseguir alivio y calma.
Pero hay días malos...días que te hacen llorar, días que te tumban una y otra vez. Te llenan de tristeza o te llenan de ira, pausan todo por lo que te interesas, te distraen y te hacen sentir miserable. Estos son días que por alguna razón te han dado la espalda; malas noticias, frustración, estrés, a veces nostalgía, cansancio.
Nuestra vida está repleta tanto de días buenos como de días malos. Cada uno de ellos influye en nuestra actitud y en nuestro de pensar. Estar vivo es sentir cada una de esas emociones, incluso aquellas que parecen arruinarlo todo.
Y con todo esto me frustra bastante pensar que no disfruto mucho de lo que hago, me cuestiono porque estar viva debería ser mucho más emocionante, y es que, tal vez no estoy lista para vivir mi propia vida. Pero lo peor de todo es que, si yo no soy capaz de vivirla, ¿qué sentido tiene que la tenga yo y no otro? Quiero ser capaz, anhelo poder hacerlo, ¿llegará el día en el que esté dispuesta a aceptar que no estoy lista y jamás lo estaré, pero que de todas formas vale la pena intentarlo?
Comentarios
Publicar un comentario