Perdido
Me parecías tan extraña en un principio que mi respuesta involuntaria siempre era observarte. A decir verdad, no comprendía que era lo que mantenía a los demás cerca de ti. Pero una vez sonreíste, fue que estuve perdido, porque era la sonrisa más hermosa que había visto en mi vida. Fue sorprendente la calidez y la alegría que una sonrisa tuya aportaba a la vida de cualquiera que estuviera cerca de ti, cuando te veías feliz todos parecían más dichosos. Y me pareció aterrador que esa luz me atrapara, así que evité verte más, evité tenerte cerca y evite escuchar de ti, porque no estaba listo para aceptar lo que provocabas en mí. Me negaba a aceptar que pudiera ser dichoso observándote, ¿cómo podría alguien como yo ser feliz? ¿Cómo podría dejar de ser miserable viéndote, cómo era capaz de olvidar todo lo que me atormentaba por algo tan simple? No podía simplemente arrancar lo malo en mí y cada vez parecía más difícil evitarte; comenzaste a notarme, pronunciaste mi nombre y me deseaste un buen día… corrí, porque mi corazón se aceleró y no podía permitirte sanarme. No lo merecía y no lo quería.
Comentarios
Publicar un comentario